Valencia también tenía su plaza Roja. Así se rotuló la plaza de Tetuán durante la Guerra Civil, el 19 de abril de 1937, a la par que se le daba nombre de Buenaventura Durruti a la antigua Gran Vía del Marqués del Turia.. El 30 de octubre de 1936, el funeral de un miliciano de la Columna de Hierro, acabó en un tiroteo entre estalinistas y anarquistas que dejo 30 muertos y 80 heridos. Valencia fue, pues, la primera trinchera de la guerra que libraron dentro del bando antifascista la CNT, partidaria de la revolución, y el PCE, defensor un Estado totalitario, que iba a alcanzar su punto culminante en los Sucesos de Barcelona de mayo de 1937, cuando libertarios, poumistas y comunistas trasladaron el frente a las calles de la ciudad condal.
La matanza comenzó a gestarse el 29 de octubre, cuando la Guardia Popular Antifascista, el cuerpo policial de la Delegación de Milicias controlada por el PCE, efectuó una redada en un bar del barrio chino en "busca de prófugos". Allí identificaron al miliciano anarquista Tiburcio Ariza, que había bajado del frente para que le extrajeran un trozo de metralla del pie, y, pese a que iba desarmado, lo mataron cuando éste se negó a ser esposado.
En el funeral, un camión transportaba el féretro, flanqueado por dos filas de milicianos cenetistas con el fusil en alto. Tras el feretro, tres centurias de la confederal Columna de Hierro, con Pellicer a la cabeza, disparaban salvas en señal de duelo cada cinco minutos.
La plaza de Tetuán fue la boca del lobo para la comitiva, pues en ella, además de Capitanía, estaba también la sede del PCE. Desde el Gobierno Civil, en la plaza del Temple, hasta la plaza de Tetuán, los edificios estaban protegidos con sacos terreros, y las ventanas y tejados "erizados de fusiles" en posición de ataque. Los comunistas tenían preparada la agresión. Estaban convencidos de la necesidad de golpear fuerte a los anarquistas para detener su influencia revolucionaria
La mecha, según relató el cónsul inglés en Valencia en un documento del Foreign Office, la encendió un joven comunista, de cuyo fusil salió el primer disparo. A partir de ahí se inició una orgía de tiros que convirtió el ataúd en un colador. La mayoría de muertos y heridos eran de la CNT, entre ellos el propio Pellicer.
La Columna de Hierro quiso devolver el golpe, pero la CNT frenó la venganza y convenció a las cinco centurias que habían abandonado el frente de Teruel que volvieran a las trincheras. Una guerra dentro de la guerra en Valencia hubiera echado al traste el triste y desafortunado pacto para que cuatro ministros cenetistas entraran en el Ejecutivo de Largo Caballero, hecho que se produjo el 4 de noviembre. La conversión dos días después de Valencia en la capital de la República, con la llegada tras su huida de Madrid del Gobierno, acabó de atemperar los ánimos.