jueves, 2 de octubre de 2008

Anarquismo Ilustrado: Nuestros carteles (XVIII)




Autor: Oliver.
Edita: Confederación Nacional del Trabajo, Asociación Internacional de Trabajadores.
Año: Entre 1937 y 1938.
El sindicato de la Madera realizó, la socialización de dicha industria. Es decir: la unificación de todas las empresas y actividades de una rama industrial en el seno de una única entidad socializada, directamente administrada por el sindicato correspondiente. El sindicato –y no sólo el de los madereros, por supuesto, cambia de naturaleza, de organismo de lucha revolucionaria y económica del proletariado, lo que era realmente en buena medida, la CNT antes de 1936-, se convierte en organizador y dirección de ramas importantes de la economía una vez que los expropiadores fueron expropiados. En la Cataluña revolucionaria, el sindicato CNT va a jugar un papel prácticamente único en la historia del movimiento obrero internacional: en pocos días, se va a convertir en la primera fuerza política del país –jugando un rol determinante desde el Comité Central de las milicias hasta el más pequeño comité revolucionario de barrio–, la fuerza militar más importante, aunque más no sea por la cantidad de milicianos y al mismo tiempo el elemento primordial de la economía catalana, cuyas tres cuartas partes había sido colectivizada por los trabajadores mismos.

El 6 de octubre de 1936, el sindicato único maderero de la CNT, publica un informe sobre su actividad que comienza así:
«Queremos todo: Decíamos ya en otro artículo que debemos tomar todo, transformar todo lo que existe, que hay que liquidar los hogares de infección. Debemos dar una impresión de estabilidad reconociendo que ha llegado la última hora para el régimen burgués.
Debemos resucitar la confianza entre los trabajadores. Debemos decirles y les decimos: Obreros de la madera, los patrones no existen más y para que sean conscientes, presentamos este balance. Los patrones carpinteros refugiados en las «trabucadas» de Fomento, no existen más, y en su lugar el sindicato de la madera ha instalado una de sus oficinas. La canallada ebanista que tenía su sede en la Escuela de Artes y Oficios, está hoy completamente desorganizada, destruida, no existe más y el local y los archivos están bajo nuestra custodia. La patronal embaladora y tapicera también ha desaparecido. Locales y documentos están en nuestra posesión. Queremos todo y tenemos el deber de imponernos y nos imponemos como sector revolucionario. Los pequeños patrones, los reagrupamos en grandes talleres. Una vez obtenido esto, controlamos toda la producción. Creamos nuestros talleres confederados, debemos impulsar nuestras actividades. Queremos –y cuando lo decimos es porque estamos seguros de lograrlo a corto plazo– controlar toda la producción. Todos los trabajos deben hacerse por intermedio del sindicato. Ya que fueron organismos de lucha contra el capital, hoy son ellos los que deben administrar la producción.»