jueves, 23 de octubre de 2008

Industria Peletera: sadismo y negocio


Más de 60 millones de animales se asesinan al año para alimentar a una bestia llamada Industria Peletera. Es muy larga la lista de especies que engrosan esta macabra lista: zorros, visones, chinchillas, focas, ovejas, serpientes, cocodrilos, castores, mapaches, armiños, canguros, linces, lobos, perros, gatos, antílopes, chacales…

Con su piel fabrican tanto ropa como accesorios de todo tipo: abrigos, bufandas, guantes, chaquetas, vestidos, gorros, zapatos, cinturones, collares, relojes, productos de bisutería, etc.

Una parte de estos animales son capturados en estado salvaje para servir de materia prima a esta industria; sus captores se valen de trampas en las que en muchas ocasiones, el animal pasa días sufriendo y desangrándose, llegando a automutilarse en un intento desesperado de poder escapar. La mayor parte de los utilizados son criados en granjas peleteras, en las que viven durante meses en jaulas minúsculas a la espera de alcanzar el tamaño necesario para ser sacrificados. Criaturas como zorros o visones, permanecen enjaulados en espacios tan pequeños que pueden darse la vuelta pero no dar ni un solo paso; muchos acaban completamente locos e incluso comiéndose su propio rabo.

A la hora de matarlos la premisa más importante es no dañar la piel, esto hace que en muchas ocasiones, los animales sean despellejados mientras están todavía vivos.

Existen diferentes métodos para acabar con su vida:

Electrocutados: a través de electrodos conectados en su boca y en su ano.

Gaseados: con monóxido de carbono.

Apaleados: a través de golpes normalmente en la cabeza con un martillo.

A los animales en muchas ocasiones se les comienza a arrancar la piel cuando están sólo aturdidos; hay constatados numerosos casos en los que tratan de defenderse mientras los despellejan y en los que siguen respirando durante varios minutos después de que hayan sido privados de su piel por completo.

Hay un caso concreto, el de la piel de Astracán, que procede de ovejas nonatas o recién nacidas del Asia Central; para obtenerlas se abre el vientre de la madre viva, se le saca al feto y se despelleja, o bien se espera a que nazca y se le arranca la piel estando todavía viva ayudándose de una caña de bambú para despegársela sin deteriorarla.

De China sobre todo, nos vienen productos obtenidos de perros y gatos; allí no existe legislación alguna sobre este tema y se producen matanzas horribles e impunes que luego nos llegan a Occidente en forma de complementos de vestuario o de juguetes como los peluches, que no dudamos en comprara nuestros hijos a pesar de la barbarie que se esconde detrás de su fabricación. En este País es una práctica común tan solo aturdir al animal en el momento de despellejarlo para que no se resista, pero hacerlo mientras continúa con vida.

Esta industria no tiene justificación alguna; existen alternativas que no implican sufrimiento para todos y cada uno de los objetos elaborados a base de la tortura y el asesinato de animales. Sin embargo, genera tales beneficios, que son muchas las Empresas que sostienen esta actividad y comercializan productos fabricados a partir del sufrimiento atroz impuesto a los animales. Algunos ejemplos son: Christian Dior, Dolce & Gabbana, Gucci, Carolina Herrera, Michael Kors, Karl Lagerfeld, Ralph Lauren, Prada y Valentino. Patrocinadores de la muerte compañeros.... ¿ que medicina se le podría dar a semejantes salvajes ? ¿ La misma ? ...

Habrá quien no tenga reparo en ponerse ropa y complementos que para su obtención, han supuesto meses de agonía a determinadas criaturas, cuyo precio ha sido un dolor insoportable en el momento justo de la obtención de su piel y al fin, tras la tortura y un padecimiento extremo, la muerte. Habrá a quien no le importe que sus hijos jueguen con deliciosos peluches manufacturados con piel de perros o gatos a los que se les ha despellejado vivos. Habrá quien anteponga el placer que le produce lucir esos productos a cualquier tipo de sufrimiento de otros seres. Pero para el resto, para todos aquellos a los que nos repugna saber la crueldad infinita y absurda que hay tras de la industria peletera, va dirigida esta información; para que eduquemos a nuestros hijos en la repulsa hacia este comercio sangriento, para que jamás adquiramos esos objetos y para que expresemos nuestro rechazo público a su existencia, así como para que exijamos a nuestros gobernantes que no se permita la comercialización de los mismos. Acabando con la posibilidad de su venta, terminaremos con la oferta y con un negocio basado en el dolor extremo y continuado de otros seres vivos.