Italia será gobernada por los dos partidos populistas italianos que ganaron los comicios de marzo, la Liga y los indignados del Movimiento 5 Estrellas. Ambos partidos han presentado al presidente de la República, Sergio Mattarella, el nombre del futuro jefe el Gobierno: Giuseppe Conte, un profesor de Derecho desconocido y sin ninguna experiencia política. Nada que ver con la ideología que gobernará en la sombra de la mano del fascista Matteo Salvini
Matteo Salvini, milanés de 45 años, jefe de la Liga Norte, xenófobo, racista, con amplias relaciones con los grupos extremistas fascistas y neonazis que crecen en número y presencia.
Salvini discute con sus aliados-rivales del Movimiento 5 Estrellas de Luigi di Maio, la formación de un nuevo gobierno. Muchos partidarios de los “grillinos” (por el fundador Beppe Grillo) ven el experimento con preocupación y temor, precisamente por la ideología ultraderechista que expresa el líder de la Liga.
El futuro es inquietante y si los choques entre los aliados-rivales terminan estallando es probable que entonces emerja un solo hombre al frente: Matteo Salvini, “un fascista del tercer milenio”.
Este presente brillante ha puesto la figura de Salvini en el centro de las candilejas y justifica preguntarse quién es en realidad este personaje de altos quilates en el manejo de la política, que en un acto multitudinario en la campaña electoral, frente al histórico Duomo de Milán, gritó “¡Primero los italianos!”, enarbolando un rosario y la Constitución y lanzando besos a la famosa estatua de la Madonnina colocada en la cúpula de la catedral.
Salvini discute con sus aliados-rivales del Movimiento 5 Estrellas de Luigi di Maio, la formación de un nuevo gobierno. Muchos partidarios de los “grillinos” (por el fundador Beppe Grillo) ven el experimento con preocupación y temor, precisamente por la ideología ultraderechista que expresa el líder de la Liga.
El futuro es inquietante y si los choques entre los aliados-rivales terminan estallando es probable que entonces emerja un solo hombre al frente: Matteo Salvini, “un fascista del tercer milenio”.
Este presente brillante ha puesto la figura de Salvini en el centro de las candilejas y justifica preguntarse quién es en realidad este personaje de altos quilates en el manejo de la política, que en un acto multitudinario en la campaña electoral, frente al histórico Duomo de Milán, gritó “¡Primero los italianos!”, enarbolando un rosario y la Constitución y lanzando besos a la famosa estatua de la Madonnina colocada en la cúpula de la catedral.
Por supuesto que Salvini niega ser fascista, pero mantiene que el régimen de Benito Mussolini “hizo cosas buenas”. Asegura, queriendo hacer ironía, que “no hay riesgo de fascismo, ni de comunismo, ni de una invasión de extraterrestres”. Desprecia “las manifestaciones antifascistas sin fascismo y antiracistas sin racismos”.
En la prensa, podemos encontrar conceptos suyos sobre lo inmigrantes que contradicen tanta ligereza. “Hace falta una limpieza de masa también en Italia. Calle por Calle. Barrio por barrio… una vez que lleguemos al gobierno, controlaremos las fronteras como se hacía antes y usaremos las naves de la Armada para socorrer y mandar de vuelta a los fingidos prófugos”.
La cercanía de Matteo Salvini con Casapound, el más numeroso grupo de extrema derecha en Italia, cuyo nombre se refiere al gran poeta norteamericano Ezra Pound, condenado después de la Segunda Guerra Mundial por complicidad con el nazifascismo, es de una evidencia flagrante.
Este y otros grupos similares apoyan totalmente a Salvini, consagrando una vecindad que se remonta a varios años atrás. En el acto masivo frente al Duomo de Milán no faltaban las banderas de los grupos fascistas y neonazis, incluso una bandera de las juventudes hitlerianas.
Los líderes “negros” – fascistas italianos - consideran que la Liga de Salvini es el mejor vehículo para llevarlos a la cumbre del poder.
Esto se hizo patente cuando un grupo de “skinheads” ocuparon con extrema violencia en la ciudad de Como, un local de una asociación cuyos miembros estaban tratando las urgencias de ayuda a los inmigrantes. El “rechazo al acto violento” se redujo a la lectura de una proclama contra los “invasores” de Italia. Las protestas contra el gesto de los “skinheads·” ocuparon al otro día la información central de todos los medios italianos. “El problema son los inmigrantes, no los naziskin”, comentó Salvini.
También justificó al fascista desequilibrado Luca Traini que atacó a balazos de hirió a seis hombres de color en la ciudad de Macerata, en represalia por la muerte de una chica de 18 años de la que están acusados tres nigerianos.
Resultó que Traini había sido candidato de la Liga Norte en unas elecciones locales. Salvini, que aparecía en fotos con el pistolero fascista, dijo que había que entender la indignación que sufrían los italianos por estos crímenes de los inmigrantes.
Cuando le preguntaron durante la campaña electoral si según él los miembros de Casa Pound eran fascistas, como se proclaman, respondió: “No se, pregúntenle a ellos”.
Afinidad con otros líderes populistas y neofascistas
El jefe de la Liga fue elegido eurodiputado hace unos años y entró en el bloque de la extrema derecha del Parlamento de Estrasburgo. En enero de 2016 organizó una reunión de ocho partidos de la "ultradestra" europea en Milán, entre ellos los neonazis de Hogar Social Madrid.
El líder holandés Tom van Grieken sorprendió con su saludo a los “camaradas”, mientras que Salvini prefirió un más prudente “amigos patriotas”.
En aquel encuentro se selló totalmente su alianza con el Frente Nacional de Marine Le Pen, a cuyos congresos había asistido en varias ocasiones. El lepenismo es una fuente de inspiración de Salvini. En un congreso en Lille, Francia, de la mano de Marine Le Pen, le presentaron a Steve Bannon, ex consejero estratégico ultraderechista del presidente Donald Trump, otro personaje por el que el jefe de la Liga Norte proclamó su admiración. El húngaro conservador, xenófobo y racista, presidente Viktor Orban, es otro punto de referencia de la Europa soberanista de la Liga Norte.
Bannon, que fue despedido de la Casa Blanca porque su extremismo iba más allá de lo tolerable y creaba problemas a Trump, auspició la alianza entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas en las elecciones italianas.
Salvini es un devoto de Putin. El presidente ruso mantiene relaciones excelentes con los líderes de extrema derecha europeos, que según algunos, esconde abundantes financiaciones.
El tiempo tormentoso lo promete Salvini con la Unión Europea. Elegido senador en las elecciones de marzo, el jefe de la Liga Norte pronunció un discurso de despedida en el Parlamento en el que declaró la guerra a Europa en el frente de las cuentas públicas. Reclamó que la UE ignore el techo del 3% de deficit fiscal, que para los italianos frena su desarrollo. Pero Italia acumula una deuda pública enorme, del 130,8% de su PBI.
Aunque en la negociación para formar gobierno la Liga Norte se tiene que confrontar con la línea muy prudente del Movimiento 5 Estrellas, que no quiere un conflicto con Europa, en su discurso en el Parlamento de Estrasburgo Salvini insistió en que el euro “es una moneda equivocada”.
La posición de Salvini recoge el entusiasmo de los grupos neofascistas, que exaltan la línea de soberanía, identidad, independencia y resistencia a Europa, que defiende la Liga Norte. Y respecto a la represión a los inmigrantes, Salvini los hizo exultar cuando resumió ante los diputados europeos la línea de “menos desembarcos y más expulsiones”.
“Europa no puede ser un enorme campo de prófugos”, dijo, prometió que contra ellos “los pueblos europeos llevarán su identidad a Estrasburgo”.
En fin en estas últimas elecciones, todas las sedes de Casapound y otros grupos fascistas se movilizaron en el apoyo abierto a la Liga Norte, que vació de votos a las listas de ultraderecha. La alianza cada vez se va haciendo más estrecha y explícita. Salvini constató que son los partidos de la destra más dura los que “conducen las batallas justas en defensa de los trabajadores: no veo nada de extraño en buscar el diálogo con quien hoy encarna la resistencia a esta Europa y por la Italia que estamos construyendo”.
Bannon, que fue despedido de la Casa Blanca porque su extremismo iba más allá de lo tolerable y creaba problemas a Trump, auspició la alianza entre la Liga y el Movimiento 5 Estrellas en las elecciones italianas.
Salvini es un devoto de Putin. El presidente ruso mantiene relaciones excelentes con los líderes de extrema derecha europeos, que según algunos, esconde abundantes financiaciones.
El tiempo tormentoso lo promete Salvini con la Unión Europea. Elegido senador en las elecciones de marzo, el jefe de la Liga Norte pronunció un discurso de despedida en el Parlamento en el que declaró la guerra a Europa en el frente de las cuentas públicas. Reclamó que la UE ignore el techo del 3% de deficit fiscal, que para los italianos frena su desarrollo. Pero Italia acumula una deuda pública enorme, del 130,8% de su PBI.
Aunque en la negociación para formar gobierno la Liga Norte se tiene que confrontar con la línea muy prudente del Movimiento 5 Estrellas, que no quiere un conflicto con Europa, en su discurso en el Parlamento de Estrasburgo Salvini insistió en que el euro “es una moneda equivocada”.
La posición de Salvini recoge el entusiasmo de los grupos neofascistas, que exaltan la línea de soberanía, identidad, independencia y resistencia a Europa, que defiende la Liga Norte. Y respecto a la represión a los inmigrantes, Salvini los hizo exultar cuando resumió ante los diputados europeos la línea de “menos desembarcos y más expulsiones”.
“Europa no puede ser un enorme campo de prófugos”, dijo, prometió que contra ellos “los pueblos europeos llevarán su identidad a Estrasburgo”.
En fin en estas últimas elecciones, todas las sedes de Casapound y otros grupos fascistas se movilizaron en el apoyo abierto a la Liga Norte, que vació de votos a las listas de ultraderecha. La alianza cada vez se va haciendo más estrecha y explícita. Salvini constató que son los partidos de la destra más dura los que “conducen las batallas justas en defensa de los trabajadores: no veo nada de extraño en buscar el diálogo con quien hoy encarna la resistencia a esta Europa y por la Italia que estamos construyendo”.